jueves, 4 de agosto de 2011

Zucundúm!

La discusión tocó el extremo; la susceptibilidad de todos quedó en carne viva y sentí culpa por ello. Tan sólo diciendo "perdonen por el exabrupto pero Macri es un PELOTUDO", estalló la guerra feisbuqueana en mi muro.
Apenas fue el epígrafe de un vídeo en el que se mostraba un fragmento de un programa de Susana Giménez en el que la animadora lo recibía tranquilizándolo de antemano "... no te preocupes que de política no vamos a hablar Mauricio...", minutos después repasando las triquiñuelas del candidato para conquistar a su hermosa mujer Susana cita una anécdota que en realidad había sucedido entre Juliana y su anterior pareja; en fin una situación sumamente bizarra.
Los comentarios a partir de mi publicación fueron escalando importantes niveles de violencia discursiva.
Días más tarde lancé al aire un auténtico elogio hacia Durán Barba, ahí vino la segunda escalada revolucionaria en contra del orden estatuído en mi muro; realmente me resultó insoportable tanta agresión y tanta descalificación; automáticamente pensé en cómo nuestros mandatarios no hacen declaraciones ni participan en debates públicos mientras nosotros sí lo hacemos, especialmente en las redes sociales; esos mismos que reclaman paz y tranquilidad, aniquilan en conjunto a quien se opone a la oposición.
Traté de serenarme y transmitir eso mismo a mi muro; banalicé mis publicaciones; neutralicé todos los focos de conflicto.
Rechazo la concentración de poder, no me gusta el conflicto. No soy oposición.

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