sábado, 10 de septiembre de 2011

Educación, Presente!

La utopía sarmientina sostiene que la educación no es "funcional a…", sino el punto de partida; que el individuo, con la educación, se transforma.
Más allá de sus contradicciones personales, Sarmiento, logró instalar los cimientos para una educación distinguida en su contexto socio histórico.
Hoy siento que caminamos por una senda diferente, que nos dirigimos hacia el lugar equivocado; preparamos a nuestros chicos para que logren una efectiva inserción laboral. Desde los tres años se les enseña inglés tiernamente; a medida que superan las instancias del ciclo escolar el mensaje pierde sutileza y se puede leer en algún ideario institucional "educamos a su hijo para que llegue a ser un profesional responsable". Entonces la utopía sarmientina se desvanece, la educación debe ser funcional.
Cada alumno debe encajar como un ladrillo en una inmensa pared, aquel que no se adapte a esta necesidad del docente, será considerado como un educando con problemas de aprendizaje; absurdo sería de nuestra parte, esperar una autocrítica del sistema educativo y escuchar "el docente tiene problemas para enseñar"
Prefiero considerar a la educación como un camino que nos conduzca al desarrollo personal y la búsqueda de una vocación.
Me pregunto por dónde puede comenzar ese cambio?

viernes, 5 de agosto de 2011

SIMBOLISMO.

El kirchnerismo está contruido sobre símbolos, y esa sea quizá una falla a revisar por sus asesores de imagen.

jueves, 4 de agosto de 2011

Candidato envasado al vacío.

Al envasar un alimento al vacío, extrayendo el aire que lo rodea, se consigue que se conserve más tiempo sin alterar sus propiedades.
Imagino una estrategia de marketing político en el que se "envasa al vacío" al candidato en cuestión. Será necesario que muestre lozanía, integridad, frescura, buen color. No podremos acceder a su interior hasta después de comprarlo. Desconocemos su sabor y su aroma, pero sus valores nutricionales están declarados, es cuestión de creer o desconfiar...
El consumidor harto de una dieta que no lo divierte, más allá de que le convenga o no, decide oponerse a ese régimen y quiere un cambio urgente. Patalea, desprecia, rechaza, tira el plato a la mierda, escupe la comida en la cara, cuestiona los ingredientes, la cocción, desonfía enormemente de que ese alimento lo beneficie.
Todos tenemos derecho a elegir qué comer, analizando realmente qué es lo que cuestionamos; dados los niveles de violencia discursiva es sumamente complicado llegar a ese grado de análisis.
Quien reclama calma y diálogo no está sinceramente dispuesto a desarrollarlo.
Día a día surgen situaciones que complican al gobierno; merced a la velocidad con que aparecen no hay tiempo ni paciencia para investigar seriamente si se trata de hechos comprobables o denuncias explosivas y sin fundamento; apenas se empieza a esclarecer surge un nuevo tema que tapa al anterior, y así se perpetúa una cadena de acciones opositoras que llevan a la neurosis a cualquier ciudadano cuerdo.
No es de extrañar que haya llegado al poder un ciudadano PRO, con un discurso desideologizado, optimista hasta el bigote, cuya consigna es "Vamos bien" sin indicar cuál fueron los logros, ni cuáles los proyectos concretos. Esto es lo que denomino un candidato envasado al vacío. Quizá es lo que se necesita después de años comiendo platos tan suculentos; no me alcanza la cerrazón como para deslegitimar un resultado electoral.
La estrategia sigue siendo admirable: un producto envasado al vacío perdura más que el resto.
Rechazo la concentración de poder, no me gusta el conflicto. No soy oposición (*).

(*) Esta frase merece una lectura especular.

Zucundúm!

La discusión tocó el extremo; la susceptibilidad de todos quedó en carne viva y sentí culpa por ello. Tan sólo diciendo "perdonen por el exabrupto pero Macri es un PELOTUDO", estalló la guerra feisbuqueana en mi muro.
Apenas fue el epígrafe de un vídeo en el que se mostraba un fragmento de un programa de Susana Giménez en el que la animadora lo recibía tranquilizándolo de antemano "... no te preocupes que de política no vamos a hablar Mauricio...", minutos después repasando las triquiñuelas del candidato para conquistar a su hermosa mujer Susana cita una anécdota que en realidad había sucedido entre Juliana y su anterior pareja; en fin una situación sumamente bizarra.
Los comentarios a partir de mi publicación fueron escalando importantes niveles de violencia discursiva.
Días más tarde lancé al aire un auténtico elogio hacia Durán Barba, ahí vino la segunda escalada revolucionaria en contra del orden estatuído en mi muro; realmente me resultó insoportable tanta agresión y tanta descalificación; automáticamente pensé en cómo nuestros mandatarios no hacen declaraciones ni participan en debates públicos mientras nosotros sí lo hacemos, especialmente en las redes sociales; esos mismos que reclaman paz y tranquilidad, aniquilan en conjunto a quien se opone a la oposición.
Traté de serenarme y transmitir eso mismo a mi muro; banalicé mis publicaciones; neutralicé todos los focos de conflicto.
Rechazo la concentración de poder, no me gusta el conflicto. No soy oposición.

martes, 26 de julio de 2011

UN MURO LLAMADO EVA

Eva fue la primera mujer que Dios puso sobe la tierra. Su llegada marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. El destino volvería a otorgarle un rol principal, una responsabilidad enorme, la de ser una mujer capaz de construir una nueva sociedad, en la que los desposeídos recuperaran su espacio, su poder, su oxígeno, su fuerza para forjar la realidad a su medida.
La imagen de Eva replica una y otra vez como un muro que marca un antes y un después. Pudo parir sólo una vez a un hombre nuevo, lleno de derechos que lo dignificaron; un hombre múltiple que se transformó en millones, en una masa poderosísima que la miraba a los ojos fijamente para seguir fortaleciéndose.
Eva partió pero su recuerdo se agigantó, muchas veces manipulado para definir la voluntad de ese pueblo que siguió venerándola. Por momentos su figura alcanzó dimensiones temibles, que la colocaban entre cuadros totalitarios. Un cuadro sobre un muro, un muro Eva un muro más que un cuadro.
Somos un pueblo muy simbolista; un pueblo que necesita repensarse, darse la chance de descubrir su esencia, pero son esos símbolos que van y vienen permanentemente los que no nos permiten analizar y descubrir nuestro propio potencial; siempre refiriéndonos a quienes nos parieron, imposibilitados de crear nuestra propia perspectiva ante las cosas; siempre una voz que grita más fuerte que las demás se levanta para reprimirnos, para echarnos en cara lo malos que somos, lo improcedentes que parecemos, lo fracasados que resultamos.
El muro con la silueta de Evita remueve muchas cosas en mí. No creo que este haya sido el momento propicio para emplazarla en medio de la ciudad, mirando hacia los del sur, dándonos la espalda a los del norte; un muro que vuelve a levantarse, que marca un territorio que se diferencia de otro. Amí me hubiera gustado verla mirándome; ella significa mucho para mí, pero sé que no estaría observando a la Gioconda, estaría ante un símbolo muy polémico aún, uno de esos que nos dividen, nos cortan en pedazos, que nos desunen y no es lo que quiero.
No es un cuerpo para esconder, para ocultar, no se puede tapar el sol con una mano; ella es grande, es inmensa y por eso mismo es redundante una escultura emplazada justo ahí, en el Centro, en el centro del conflicto.

martes, 19 de julio de 2011

Y por que no un poco de "dolce far niente" !!







¿Cuántas veces la vida nos pone a prueba?

¿Cuántas continuamos haciendo lo mismo que veníamos haciendo sin ser capaces de cambiar?

¿Cuántas nos inmovilizamos por miedo?

¿Cuántas veces amamos de verdad?


Nadie puede decir que algo de todo esto esté bien o mal. Lo que sí creo que podemos decir es que cada anotación que hicimos en un viejo almanaque significó algo: importante, insignificante, bello, malo… pero “algo”.


En el mío, observo a la mujer, joven, adolescente, niña que he ido dejando atrás y pienso en cuánto me ha ido cambiando el tiempo… y en cuánto me cambiará aún.
Pero ¿puedo yo influir en ese cambio?


Días atrás mire una película: Comer, Rezar, Amar… una mujer en crisis en búsqueda de “la” respuesta a su vida. Se divorcia, deja trabajo, hogar, amigos (léase escapa-de-su-rutinaria-y-lujosa-vida) y emprende un viaje que la llevará por diferentes ciudades del mundo y, a la vez, por los sinuosos caminos del alma.


Roma rompe con todas sus estructuras con sus aromas, exquisitos platos y la filosofía del “dolce far niente” que en nuestro lenguaje sería algo así como la “dulce locura de no hacer nada”. En India abandona todo lo físico para ahondar en su espiritualidad y es en Bali donde encuentra el equilibrio y la paz.


En esta película lo superficial, “lo excusable” es la crisis por la que atraviesa esa mujer de cuarenta años que de pronto encuentra que nada por lo que luchó tiene sentido real en su vida.
Lo profundo en la historia, “lo inexorable”… es el miedo al cambio, a transformarse.


Existe un pasaje en que recorren el llamado Augusteum que fue una fortaleza subterránea primero y luego se convirtió en asilo de los indigentes.
Esa ruina, poderosa, tremenda, que divide a Roma en dos, me hizo pensar en su verdadera belleza: una ruina es testimonio de algo que existió y un presente de algo que está en transformación.


De nuevo me digo ¿Cuántas veces la vida te pone a prueba, te deja colgado al borde de un abismo o te regala una inesperada flor en medio de un desierto? Y de pronto miras alrededor y te preguntas: ¿cómo llegué aquí?
Encontrar esa respuesta es motivo más que suficiente para seguir adelante. Siempre sin dejar de disfrutar con todos los sentidos, de todos los momentos, transformándote desde tus propias ruinas, saboreando la vida al máximo… como debería ser, sin miedo a los cambios.




Bueno ahora ya saben si no me ven por aquí por un buen tiempo es porque… (((como digo siempre))) Tiro en la nuca y dejo de sufrir o me tomo el primer vuelo, de avión, sin rumbo fijo!!!
Arrivederci Roma… !!!

Crisis de identidad

Me pregunto qué pasa por la mente de estos dos ciudadanos, tan investigados, tan observados, tan robados, tan escondidos, tan herederos, tan sometidos y transformados.
Me cuesta referirme a ellos como "los pibes", son adultos y sin embargo tengo la sensación de que no se responsabilizan de su realidad, la carga la debe llevar otro, a ellos no les cabe tanta historia, ellos carecen de historia, ellos no son, no fueron, ellos no serán.
Mi decepción es enorme; a esta altura de las circunstancias con tristeza, resignación y un nudo en la garganta, afirmo que prefiero que no sean hijos de desaparecidos, ya que con la actitud que los caracteriza, poco honran la memoria de quienes habrían sido sus padres, como así también sus Abuelas, eterno emblema de lucha y honestidad.